miércoles, 9 de noviembre de 2016

LA RESURRECCIÒN DE CAÑAS GORDAS. Por ARMANDO BARONA MESA. Cali, Noviembre 9, 2016

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LA RESURRECCIÓN DE CAÑAS GORDAS
           
                                       ARMANDO BARONA MESA

Cali, noviembre 9, 2016
         Sobre unos andamios de guadua, torcidos y caídos, se veían los muros lejanamente blancos, inclinados sobre su propio peso y carcomidos, al igual que los pasamanos y balaustres, por las lenguas del tiempo. Aquella casona, que soportó largo de tres siglos silente y solitaria el paso de los nuevos tiempos, estaba allí, en su mismo sitio de siempre, a punto de desparramarse en el viento que visita el lugar directo desde los Farallones, con el lejano murmullo del mar.
        Así la vimos en fotografías después de que el trapiche, donde también hacían azúcar, se derrumbó sin un lamento  hace ya algún tiempo. Se supo entonces que ese monumento supérstite de la larga etapa de la Colonia, ya bien distante en el curso de los años y  al nacimiento de la nueva era patriótica de la Independencia de España, estaba irremediablemente  amenazado de muerte.


Hacienda Cañas Gordas. 1920. 

       Seguramente las nuevas generaciones de Cali no volverían ni a ver, y  ni siquiera a saber, qué significó y qué fue la Hacienda de Cañas Gordas, donde se desarrolló la novela "El Álferez Real", también lejana, de don Eustaquio Palacios escrita hacia 1886, casa que era entonces del señor Alférez Real, don Alberto Cayzedo y Tenorio, padre del protomártir de la guerra independentista Joaquín de Cayzedo y Cuero,  y los amores simples y un tanto bucólicos, de final feliz, de doña Inés de Lara y Daniel el joven sin padre que terminó siendo hijo de un primo de don Alberto, de su mismo apellido nobilísimo, llamado Enrique, quien así mismo protagonizó unos amores fugaces y tormentosos con una plebeya llamada Dolores Otero que, como los de Romeo y Julieta, de Shakespeare, terminaron en un matrimonio secreto, de sacristía, que nadie supo entonces sino al cabo de muchos años. Daniel era el fruto de ese amor evanescente y breve; y desvelado el secreto, pudo acceder a su herencia y reivindicarse ante su amada, con quien casó.
       La novela, a instancias del alcalde anterior, doctor Rodrigo Guerrero Velasco, fue reescritra, mejor, actualizada solo al lenguaje de hogaño, respetando todo el relato, por el escritor Julio César Londoño –a quien por cierto le llovieron palos por tal audacia, que también se extendió a la novela María-. Y es en esa obra terminada en la que para el tiempo actual y el futuro, los jóvenes podrán apreciar  tres aspectos del mayor interés: la parte correspondiente a lo que fue la Hacienda, de gruesas paredes de adobe, vigas de mangle traídas del Pacífico, puertas y ventanas de roble, pisos de ladrillo, grandes salones, todo en forma  de una  Z invertida, el trapiche, los árboles y el hermoso llano del valle del Cauca, en aquel entonces el Cauca Grande. Los mobiliarios con sus canapés y poltronas de vistosos terciopelos y las comidas, al igual que la descripción de la gente conjuntamente con los esclavos -mancha grande de aquellas épocas-; y finalmente, el drama descrito y las gentes circundantes, perteneciente a una literatura de la escuela romántica, muy descriptiva y elemental en los amores, tristes y soñadores como los del joven Werther de Goethe, que se erizaba en la emoción de lo imposible, cuando solo veía el tobillo de Charlotte, entre la falda larga y el botín elevado.
      En el reciente trabajo de Londoño, guardando todo el rigor de don Eustaquio, se puede leer: “A la falda oriental de la gran colina que hemos descrito, estaba la casa de la hacienda, que hasta ahora existe, con todos los edificios adyacentes, casi a la orilla de la quebrada de Lili. Esa casa consta de un largo cañón de dos pisos, con un edificio adicional en cada uno de los extremos, los cuales forman con el tramo principal la figura de una Z al revés. A continuación de uno de estos edificios estaba la capilla, y detrás de ésta, el cementerio.
     “La fachada principal de la casa da vista al oriente, y tenía en aquella época un gran patio al frente, limitado por las cabañas de los esclavos, colocadas en línea como formando plaza, y por un extenso y bien construido trapiche, en donde estaba el molino, movido por agua, y se fabricaba el azúcar.
     “La casa grande solo tenía, en el piso bajo, una puerta en la mitad del corredor del frente, la cual daba entrada a la sala principal y al patio interior; a los lados de la sala había recámaras. En el piso alto había otra sala, recámaras y cuartos. Los muebles de la sala eran grandes canapés forrados en vaquetas con patas torneadas como patas de león y con una bola en cada garra, sillas de brazos con las armas de la familia con sus colores herádicos, oro, azul y grana, y una gran mesa de guanabanillo, fuerte y sólida, que servía de comedor, una función que no tenía espacio propio en las salas de la época. En las recámaras estaban las camas de las señoras, labradas en maderas finas, sillas de brazos, poltronas forradas en terciopelo o en damasco….”

       Bien, acabo de estar allí, en la Hacienda, invitado por el señor ex alcalde Guerrero Velasco, quien es el presidente de una fundación cuya función y existencia quijotesca es el rescate, para la posteridad de este monumento, y la ex secretaria de Cultura María Elena Quiñones, directora ejecutiva de la misma, con toda la Academia de Historia del Valle del Cauca para presenciar el milagro –apenas va en la mitad- de la resurrección de Cañas Gordas. Y bajo los efectos de la emoción, vimos como el caserón y la Z se han salvado. Unas vigas de hierro salvaguardan la estructura hoy sólida y fuerte que conserva pisos, hornacinas, puertas y balaustradas.
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Del álbum de la visita *


       Los planes son muy ambiciosos: habrá vías de acceso, se reconstruirá el trapiche, la capilla y habrá lugar para conferencias, restaurantes y atracciones para niños. Hay unos planes de acción inmediata para darle la función histórica que le corresponde en la celebración de efemérides y en los días fastos que celebraban los romanos. Y será un punto de encuentro cultural y unas luces directas, desde el suelo, iluminarán en las noches el bello lugar salvado del derrumbe del tiempo, bajo el milagro de la mano del hombre, que además de destruir, también construye y ama la paz.
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* FOTOGRAFÍAS. ÁLBUM

Por DUVAN GARCÍA 

Click en la dirección para ver el álbum completo
con las fotografías ampliadas




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NTC … ENLACES
Así será la 'resucitada' Hacienda Cañas Gordas
El País, Octubre 19, 2014 | Autor: Diana Carolina Ruiz Girón | Reportera de El País
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Reportaje: La historia brota en la hacienda Cañasgordas
El Pais, Febrero 1, 2011 | Autor: Por Ricardo Moncada Esquivel I Especial Revista GACETA
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La Hacienda Cañasgordas entra al mundo del cómic
Viernes, Noviembre 15, 2013 | Autor: Redacción de El País
LA HISTORIETA COMPLETA . Digital-Virtual 
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Así avanza la restauración de la Hacienda Cañasgordas
El País, Febrero 10, 2016 | Autor: Redacción de El País
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Hacienda Cañasgordas podría convertirse en un parque temático de Cali
El Pías, Agosto 7, 2012 | Autor: Redacción de El País
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Hacienda Cañasgordas
Plan Especial de Manejo y Protección PEMP
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En Wikipedia
https://es.wikipedia.org/wiki/Hacienda_Ca%C3%B1asgordas

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