miércoles, 1 de junio de 2016

¿La CULTURA en Colombia? DEBATE que continúa ...

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¿La CULTURA en Colombia?  

DEBATE que continúa ...  



Anunciado (eneteceado) en:  




La grieta. Doris Salcedo​

¿La CULTURA en Colombia? 
DEBATE que continúa. 
Semana, mayo 28, 2016



La cultura está llamada a jugar papel fundamental en el posconflicto. El país se pregunta si está realmente preparada para ese reto.

“El baile de los que sobran”. A la danza, a los archivos públicos y a la pintura ni el presupuesto público ni el privado las voltean a mirar. 


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El éxito de Mario Mendoza . La crítica juzga duramente al escritor bogotano, uno de los más vendidos en la reciente edición de la Filbo. Pero otra cosa opina su nutrido grupo de lectores. ¿Quién tiene razón? , 

TEXTOS Relacionados. Entrevista: “Nunca me he preocupado por el éxito”: Mario Mendoza ,
​.
Gran debate sobre la cultura en Colombia
¿Qué pasa en el sector cultural del país?
Esta será una de las preguntas que se responderá en el foro 
del próximo 7 de junio, 2016.




MENSAJES y COMENTARIOS: 

¿QUÉ PASA CON EL ARTE EN CALI?
Cultura y su papel en el posconflicto

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Loco-mbiano

Es bonito hablar de Cultura sin estar seguro de lo que se habla. Cultura no es entretenimiento, ni siquiera saber escribir y hablar. Incluye todo el quehacer humano, las actividades que son capaces de cambiar la faz del mundo. Es el arte de re-crear el mundo, transformarlo o mejorarlo. Es poner a trabajar el ingenio humano para inventar, dar nuevas formas a los utensilios, a los modos de producción y hacer que el ser humano viva en circunstancias que favorezcan su bienestar.

La cultura incluye la oportunidad de dar trabajo a los jóvenes ávidos de dar rienda suelta a su creatividad. No basta con poner a leer un cuento o a escribir poesía, ni a bailar por una temporada o en un festival. Ni con llevar una brigada cada mes a una vereda con una carga de libros o el contrato jugoso a un especialista para que dicte un taller. La Cultura debe incluir a los campesinos. Ellos han sido excluidos secularmente de ella. Ahora se piensa únicamente en los desplazados y los excombatientes. Se trata de insistir, invitar, estar aquí y allá, rodar como lo hacen las hormigas por entre las hojas y los caminos de piedra.

Los dineros destinados a la Cultura son pocos. No son significativos. Ni siquiera se cumple el tope que se calcula en el 2% del presupuesto general para la Nación, los Departamentos o los Municipios. Y, ahora, en el postconflicto, si es que madura y se considera tal, habrá que precisar cuáles son las poblaciones, los sitios, la clase de estímulos y actividades que habrá que alistar y programar en cada sector crucial del país.

La cultura de estar ocupados, de encontrar un oficio, de tener con quien interactuar, con algo que sea un placer ir y volver, porque es grato y da de comer. Es acertar a dar con el gusto, las aptitudes y que contribuya a crecer. No es mantener a unos grupos alejados del mundo de ayer y hacerlos bailar como monos o elefantes sobre un cordel.
¿Hasta cuándo el gobierno central y de la provincia abrirá las puertas para capacitar, para dar empleo, para poner en ejercicio a tanta mano de obra artesanal y con ganas de trabajar según su inclinación? ¿Qué menú de opciones tienen preparadas en las mesas de trabajo de oficinas sociales con ayuda de organismos especializados? ¿Qué metas se han propuesto y a cuántos candidatos pueden recoger para una y otra opción?

¿Será en la gran Ciudad o en los corregimientos, en las veredas y  escuelas rurales? En dónde se y qué actividades y metodologías se pondrán a disposición de quienes buscan acomodo en la nueva vida que el postacuerdo ofrece?

No se ven ni se oyen en los medios unos mensajes e imágenes de lo que la gente del común, los comerciantes, las empresas empleadores van a encontrar mañana en las calles cuando la gente que estaba en las montañas entren a tiendas y almacenes o a cines y centros comerciales. No hay pedagogía ni ambiente afable y acogedor.
30-05 16                                              11:54 a.m. 
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¿Hay crisis de la cultura en Colombia?
Por: Daniel Mera Villamizar
Daniel Mera Villamizar
EL ESPECTADOR .com , 3 JUN 2016
Así título Semana un artículo sobre el sector *. Aquí la pregunta es sobre los contenidos.
Habría 'crisis' si la cultura aceptada pareciera no corresponderse con las dinámicas determinantes de la sociedad. Si la cultura institucionalizada estuviera siendo desafiada por grandes fenómenos sociales. Si la cultura establecida pareciera incapaz de encuadrar los cambios de la sociedad. Estos 'desajustes' entre cultura y sociedad podrían llevar a pensar en una crisis de la cultura o de la sociedad.
Pero el tiempo que estamos viviendo no es especialmente dramático. Probablemente los 'desajustes', de ser investigados empíricamente, no pasarían de moderados. Para usar un contraste, Venezuela. Allá la cultura aceptada o impuesta choca con la economía, la mayoría de la gente rechaza activamente las instituciones y el cambio deseado no se puede hacer en el actual marco cultural.
Puede decirse que lo de Venezuela no es cultura, sino ideología, y que el chavismo no iba a cambiar una cultura de siglos. Pero en Cuba una ideología similar sí lo logró. El punto para saber si hay 'crisis' de la cultura en Colombia es notar que en nuestro país la cultura es en realidad espontánea, no dirigida, y en esa medida no es fácil que entre en crisis porque va evolucionando con la sociedad.
El riesgo de 'desajustes' entre cultura y sociedad viene por el lado de la cultura que privilegian las elites y el Estado. Ahora mismo tenemos un desajuste entre la cultura política y la cultura moral promovidas desde arriba y las nociones políticas y los sentimientos morales de la sociedad en general respecto de la negociación de paz con las Farc. El desajuste daría para 'crisis' si, por ejemplo, perdiera el sí en la refrendación popular del acuerdo, pero se seguirán tomando todas las medidas para que eso no ocurra.
Entonces, la cultura es fundamentalmente espontánea en Colombia, pero sí hay intervención del Estado, que dada la debilidad de la sociedad civil, puede volverse determinante, de modo indeseable. Una evaluación de esa intervención tal vez falte para saber su impacto y eventual 'crisis' por campos, si se concluye que en determinado campo no ha tenido el efecto buscado y más bien ha sido contraproducente. Vale aclarar que el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación son solo dos instrumentos de esa intervención, aunque muy importantes.
A estos dos ministerios se les podría hacer la pregunta de si hay crisis de la cultura de la modernidad en Colombia, por ver qué pasa, y una respuesta con lo que en realidad hacen, y en eso cuenta lo que dicen a diario, sería muy interesante. La cultura de la modernidad ha venido siendo atravesada por agujeros prohijados por la intervención estatal, sin que medie mayor discusión. Una radiografía de esos agujeros permitiría el título de crisis (al menos de la idea de modernidad), que se ha usado en el mundo.
Todo esto resulta etéreo, pero tiene consecuencias prácticas. Una muestra: la cultura económica, incluida la ética del trabajo. Tenemos demasiados días no laborales y una baja productividad, asociada a la mentalidad -entre otros factores-, lo que afecta los ingresos para el bienestar. Claro, también tenemos una ética empresarial de cartelización contra los consumidores, pero ya les empieza a costar. Aquello de la competencia no ha pegado del todo bien ni arriba ni abajo (tampoco la cooperación). Solo que no hay manera de cambiarse de cultura. Hay que insistir con aclimatarla.

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