martes, 28 de diciembre de 2010

Lluvia, Economía y Poesía ... .

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A ENERO 5, 2011
Kien & Ke. Enero 4, 2011.
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Actualización a Enero 3, 2011.
Las futuras tragedias invernales
Por: Manuel Rodríguez Becerra
EL TIEMPO, 01 de Enero del 2011. Ver al final.
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Economía y poesía
Por: Mauricio García Villegas

25 Dic 2010 - 9:53 pm
http://www.elespectador.com/impreso/columna-242154-economia-y-poesia

WILLIAM OSPINA Y ALEJANDRO GAviria son dos destacados intelectuales colombianos; poeta el primero y economista el segundo.

Ambos llevan años enfrentados en una pelea muy interesante sobre la realidad nacional. Los dos son escritores críticos, pero tienen al menos dos grandes diferencias: A Ospina le interesa el largo plazo y simpatiza con las causas de los indígenas y de los marginados. A Gaviria, en cambio, le interesa más el presente y no le gusta lo que él llama, la actitud “miserabilista” de los intelectuales de izquierda, los cuales les echan la culpa de todos nuestros males a los ricos y a las clases dirigentes de este país.

La última expresión de esta pelea intelectual tuvo lugar la semana pasada, en estas páginas, a propósito de la tragedia invernal. Ospina sostuvo que el desastre que vive hoy Colombia es el resultado de la destrucción de los conocimientos ancestrales que les permitían a las culturas indígenas vivir en armonía con la naturaleza. Los invasores españoles despreciaron el saber de los pueblos nativos, dice Ospina, y de allí, de la arrogancia de esa cultura invasora, vienen buena parte de nuestros males actuales.

Alejandro Gaviria, por su parte, dice que algunos de nuestros columnistas (Ospina entre ellos) son como los curas de la colonia que explicaban las tragedias por los “extravíos pecaminosos de nuestra sociedad”. Hemos caído en una especie de compulsión moralizante, dice, que ha sustituido las causas externas (la dureza del invierno actual, la sobrepoblación, la tensión entre desarrollo y medio ambiente, los costos y los beneficios) por los sermones y los golpes de pecho.

Me voy a meter en esta pelea y lo hago con dos comentarios breves. En primer lugar, creo que ambos tienen buenos argumentos para criticar a su opositor. Ospina tiene toda la razón en cuestionar las bases de nuestra civilización occidental (algo, por lo demás, típicamente occidental) y su manera de concebir el desarrollo. Tiene también razón en descalificar a los economistas que reducen todo el problema social a una cuenta de costos y beneficios entre actores racionales con intereses en conflicto. Además, hacer un juicio de responsabilidad contra gobernantes que planean mal, que desconocen la historia y que carecen de sentido crítico, no sólo es algo ajeno por completo a la “compulsión moralizante del sacerdote”, sino algo indispensable en nuestro medio.

De otra parte, creo que Gaviria acierta cuando descalifica esa inclinación, muy propia de la izquierda latinoamericana, a ver en los pobres o en los indígenas un dechado de virtudes que nos pueden sacar del atolladero en el que estamos. Los pobres no son más buenos ni más malos que los ricos (no faltaría más que, además de padecer la pobreza, tuvieran que ser buenos). Esa visión romántica de los miserables les hace más mal que bien a las causas progresistas que luchan por su emancipación. Decir que los indígenas eran unos ecologistas consumados es, si no una afirmación exagerada, por lo menos una comparación imposible.

Me parece que los argumentos opuestos de Ospina y de Gaviria no necesariamente se anulan, sino que se suman. Podemos tener una interpretación de la realidad nacional en donde aprendamos de las culturas indígenas sin que ello implique soñar con la recuperación de su pasado ilusorio; en donde las causas de los pobres no tengan que desconocer lo bueno que algunos gobernantes hacen y en donde sea posible que las cuentas de la economía se puedan alterar, al menos eventualmente, por las imágenes de la poesía.
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La memoria del agua
Por: William Ospina

El Espectador, 18 Dic 2010 - 9:50 pm , http://www.elespectador.com/columna-241166-memoria-del-agua

ANTES DE QUE LLEGÁRAMOS AQUÍ EL mundo era del agua.

Ella a veces se acuerda y vuelve a ocupar sus antiguos espacios, pero somos nosotros los que tenemos que comprender las leyes del mundo: porque llegamos más tarde y porque lo invadimos todo con una arrogancia que se parece demasiado a la ignorancia, con unas ínfulas de dueños que sólo se nos pasan cuando los elementos reclaman su lugar e imponen una lógica más verdadera.

Todos sabemos que en tiempos casi inmemoriales, la sabana de Bogotá era una gran laguna. Vino un dios o un profeta y rompió los peñascos con su vara, como el Moisés del Éxodo, y abrió paso a las aguas y convirtió la laguna en una llanura de fertilidad asombrosa. Todos deberíamos saber que, después de aquello, mucho tiempo la laguna de Fúquene ocupó todavía una gran extensión de la sabana, y sólo en el siglo pasado industriosos seres humanos avanzaron secando las tierras inundadas y fundando sembrados y potreros. ¿Por qué extrañarnos demasiado cuando vemos que las aguas inundan otra vez la sabana? Ello evidencia que no es la sabiduría lo que orienta nuestro modo de relacionarnos con la naturaleza.

Hubo pueblos más sabios. Los zenúes, de la región de La Mojana, donde se unen las aguas grandes de Colombia, las aguas del Cauca y del Magdalena, ya hace mil años sabían controlar el régimen de las inundaciones y aprovecharlo para convertir las tierras inundables en zonas de cultivo. Quinientas mil hectáreas de canales son testimonio de una extraordinaria civilización hidráulica que, sin ninguno de los recursos técnicos del mundo moderno, crearon ese prodigio de ingeniería que aún sobrevive, siquiera como vestigio de una cultura ejemplar y cuyo trazado los viajeros contemplan desde las ventanillas, cuando sobrevuelan la región de las ciénagas.

Es todo un arte conocer de verdad el territorio que se habita. Los invasores españoles de quienes descendemos despreciaron el saber de los pueblos nativos, fingieron poseer un conocimiento más avanzado del mundo y creyeron trasplantar la lógica con que habitaban las resecas llanuras de España a una de las tierras más pródigas en agua del planeta entero. A esa infatuación de una cultura se deben muchas de nuestras actuales desgracias. Cuántos muertos le debemos a la ilusión de que los europeos, por tener mejores armas, eran superiores a las refinadas civilizaciones americanas que siempre supieron lo más importante: cómo conservar el mundo y cómo vivir respetuosamente en él.

Temo que mi amigo Alejandro Gaviria, quien hace tiempo ya no me refuta, acaso saldrá a decir que la cultura que sabe conservar el mundo es la nuestra, y que los indígenas se dedicaban a depredar y a destruir el entorno. Pero la verdad es que después de veinte mil años de estar estas tierras habitadas por incontables pueblos indígenas, la exuberancia del mundo americano a la llegada de los europeos era asombrosa.

Esta abundancia bíblica de lluvias, muestra de la riqueza hídrica que tiene nuestra región equinoccial, es algo que vivimos como una maldición, pero que en otras condiciones podría ser nuestro orgullo. Más allá de los debates vacíos, la verdad es que ni siquiera Alejandro, un muchacho estudioso y brillante, ignora que uno de nuestros problemas es la falta de apoyo en el conocimiento que tienen aquí la economía y la política. Los economistas planifican, si lo hacen, como si estuviéramos en Francia o en Estados Unidos; y los políticos gobiernan como si no viviéramos en un territorio sujeto a fuerzas y climas, sino en un mapa de inofensivos colorcitos. Los ingenieros construyen carreteras que nunca pueden terminarse, los arquitectos a menudo construyen edificios que no se pueden habitar. Qué se podrá decir de la gente que tiene que improvisar sus residencias o sus cambuches donde se los permite la pobreza, que es el otro nombre del ostentoso capital, su necesario reverso.

Así crecen aldeas a la orilla de los ríos, así viven las gentes esperando desgracias en las llanuras que fueron por milenios del agua, así destruimos los canales de los zenúes para formar haciendas a espaldas de la riqueza natural, así convertimos en potreros incultos la tierra que podría alimentar a un continente. Baste recordar que ya en las Noticias Historiales de Fray Pedro Simón, escritas a comienzos del siglo XVII, hay una descripción minuciosa de la avalancha del río Lagunilla sobre Armero, ocurrida en idénticos términos 350 años antes de que a Armero se lo llevaran nuestra ignorancia y nuestra desmemoria. Ignorancia y desmemoria que en nosotros es una culpa, pero en los gobiernos es un crimen.

El presidente Santos, que parece querer pasar a la historia, y gobernar para la gente más que para los titulares, haría bien en no dejarse aturdir por las urgencias del día a día y, sin descuidar las imperiosas tareas de la solidaridad con las víctimas de este invierno desastroso, pensar con grandeza a largo plazo, pensar en la enorme necesidad de conocimiento aplicado que tienen estas tierras nuestras para convertir en prosperidad este tesoro de aguas inagotables que deberían ser nuestra bendición y que por culpa de la imprevisión se nos convierten cada año en el juicio final.

Colombia no puede estar condenada a cambiar sin cesar de tema de sus quejas, de la violencia a la intemperie, de la corrupción a la avalancha. Colombia no tiene por qué eternizarse en la mendicidad con cada invierno y con cada verano. Colombia es un tesoro confiado por ahora a manos imprudentes y necias. Las mías. Las nuestras.

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Supersticiosos
Por: Alejandro Gaviria , http://agaviria.blogspot.com/
El Espectador, 18 Dic 2010 - 9:57 pm http://www.elespectador.com/columna-241176-supersticiosos

LA MAYORÍA DE LOS COMENTAristas colombianos parece convencida de que la tragedia del invierno es hechura nuestra, un resultado de nuestros pecados, de nuestra caótica ocupación del territorio, de nuestra falta de planeación.

En opinión de muchos, la sociedad colombiana no es víctima de una naturaleza inclemente o despiadada; todo lo contrario, la naturaleza ha sido victimizada, casi arrasada, por una sociedad depredadora, irresponsable. Esta tragedia, se dice con frecuencia, nos pinta de pies a cabeza, nos refleja fielmente en el espejo incómodo de nuestras propias faltas.

En medio del desconcierto, agobiados por la magnitud del desastre, confundidos por una realidad que, literalmente, nos ha desbordado, hemos revivido, entre otros, el mito del indígena ecologista: si tan solo siguiéramos el ejemplo de nuestros hermanos mayores. Previsiblemente hemos caído también en otro mito recurrente, el de Frankenstein: tarde o temprano la naturaleza cobra venganza de quienes irrespetan sus mecanismos misteriosos. Algunos columnistas se asemejan a los curas de los tiempos de la colonia que, ante un terremoto o una epidemia, proclamaban, convencidos, que el advenimiento de la tragedia sólo tenía una explicación posible: los extravíos pecaminosos de la sociedad. La religión era otra. Pero el sermón sigue siendo el mismo.

En general hemos caído en una especie de compulsión moralizante. El desastre invernal, decimos, no es una tragedia: es un castigo merecido. En nuestras interpretaciones más recurrentes, no hay causas externas: sólo hay culpables, muchos villanos y unos cuantos héroes incomprendidos que predican en vano en medio del diluvio. Así las cosas, el debate necesario sobre las políticas ambientales se plantea, de entrada, en términos de virtudes y pecados, como si se tratara de un asunto religioso. Nadie habla de costos y beneficios, del complejo balance entre desarrollo y medio ambiente. Nos hemos quedado en los sermones, en los golpes de pecho.

Llevamos, por supuesto, muchas décadas, desde los tiempos del cólera o más atrás, deforestando la cuenca del río Magdalena. Nuestras autoridades ambientales son un ejemplo de venalidad y corrupción. Con frecuencia la planeación urbana obedece más a los intereses de los dueños de la tierra que a los de la comunidad. Pero la superchería que asocia, de inmediato, las faltas de la sociedad con las tragedias humanas no tiene sentido. Hemos sufrido los peores aguaceros de los últimos cuarenta años. Vivimos en un país con una geografía difícil, casi imposible. Los asentamientos en las laderas de las montañas y las riberas de los ríos no son nuevos. Ni van a desaparecer. Son parte de este país. Además, ya somos casi cincuenta millones de personas, una realidad que han omitidos casi todos los análisis de los últimos días.

“Nosotros... buscamos cambiar el sistema como única forma de superar la crisis climática y seguir viviendo bajo el cobijo de nuestra Pacha Mama durante las próximas generaciones”, escribió un columnista de este diario ( 1 ) esta semana, citando una proclama indígena o algo parecido. Con las tragedias, con los desastres naturales, aumenta la superstición. Si tan sólo dejáramos el pecado o cambiáramos el sistema, podríamos vivir felices y tranquilos en nuestra Pacha Mama, la nueva tierra prometida.
( 1 ) Sombrero de mago
Llueve en Macondo
Por: Reinaldo Spitaletta

El Espectador, 14 Dic 2010 - 11:17 am http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/reinaldo-spitaletta/columna-240326-llueve-macondo

Cada vez son peores los inviernos y más las víctimas. Cada día, en este país sinónimo de desgracia, aumentan los damnificados por las lluvias, los sepultados en avalanchas, los perjudicados por las carreteras mal construidas.

Cada día, en medio de diluvios e inundaciones, son más los muertos, los sin tierra, los despojados, los que se quedaron sin techo. Y sin nada.

“El agua apretaba y dolía como una mortaja en el corazón”, dice un personaje de García Márquez. Nos hemos acostumbrado a esa palabrería oficial que dice que las tragedias invernales en Colombia son cíclicas, incontenibles, no es posible prevenir sus golpes ni atenuar sus efectos. Se habla de tragedias anunciadas, ¿y entonces? ¿dónde estaban los funcionarios respectivos para hacer algo? “Esto es un pequeño Katrina”, dice uno. “No hay manera de prevenir”, afirma otro.

Y las víctimas, entre tanto lodo y derrumbe, son los mismos de siempre. Los de abajo que viven en lomas, en laderas, a orillas de quebradas y ríos. Los despojados que con el invierno quedarán más desamparados. Son los mismos que, empujados por miserias sin cuento, por desplazamientos forzosos, por el afán de sobrevivir en medio de tantas carencias, se hospedan en lugares de alto riesgo.

Se desmoronan las casas de cartón y zinc, de tabla y plástico, de materiales deleznables, y con ellas se van los niños, los viejos, las señoras. Los de siempre en los inviernos. Se salen de madre quebradas y ríos. ¿Y quiénes son los responsables de los cambios climáticos? En la reciente reunión de Cancún, se dijo, entre otras cosas, que “la crisis climática es el fruto de la civilización de la ganancia y de la depredación de la naturaleza. Sus verdaderas y profundas soluciones están en promover la civilización de la vida y no en el mercado”.

El capitalismo, las transnacionales, los que ven en la destrucción de los ecosistemas una manera de acrecentar mercados y ganancias, son los causantes de numerosas tragedias en el mundo. Y Colombia no está aislada de estos depredadores. Y los reunidos en la ciudad mexicana en el Foro de Justicia Climática, concluyeron, tras aterrizados análisis, que hay que cambiar el sistema y no el clima. Se sabe que muchas “desgracias naturales” tienen que ver con la corrupción, con los malos manejos estatales, con el pasarse por la faja las normas de preservación ambiental. Con el irrespeto por la vida.

Ahora, cuando el alud de La Gabriela, en Bello, se convirtió en el símbolo trágico del invierno en Colombia, sería de interés repasar cómo algunas de estas desventuras habían sido anunciadas. ¿Qué se hizo para la prevención? En el caso del barrio bellanita noticieros locales advirtieron de lo que allí podría suceder. Sin embargo, las autoridades pasaron de agache. Ah, sí, se culpabiliza al pobre, al que, sometido por las inequidades sociales, tiene que construir en zonas de alto riesgo.

Un columnista se preguntaba, en torno a los aislamientos y tragedias en las carreteras, “¿quién mandó a construir esas carreteras de porquería? ¿quién las entregó en concesión para que antes y después de cada derrumbe hubiera un peaje?”. De otro lado, viendo el desastre, por ejemplo en el Atlántico, ¿por qué no se hicieron obras preventivas en el canal del Dique? Tal vez se pudiera pensar que los pobres interesan poco. Quizá para seducirlos en elecciones. Qué importa si muchos de ellos perecen en las inundaciones y derrumbes. De tanto repetirse esa historia, ya va perdiendo atractivos. O de pronto sirve, para que el presidente ponga cara de virgen de la Dolorosa. Y algún banquero pose de filántropo.

Volviendo a lo de Cancún, los allí reunidos (obreros, campesinos, indígenas, organizaciones sociales, etc.), declararon que “nosotros, como parte del pueblo que aspiramos a movilizar, no tenemos negocios que hacer con el clima, buscamos cambiar el sistema como única forma de superar la crisis climática y seguir viviendo bajo el cobijo de nuestra Pacha Mama, durante las próximas generaciones”.

Ahora, cuando los muertos flotan por las calles, es posible pensar en la necesidad de cambiar este sistema inicuo. Entre tanto, el agua nos sigue apretando como una mortaja en el corazón.
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Los indígenas de Vargas Llosa
Por: César Rodríguez Garavito
El Espectador , 13 Dic 2010 - 10:20 pm
http://www.elespectador.com/columna-240231-los-indigenas-de-vargas-llosa

GANAR UN PREMIO NOBEL ES MORIR un poco: se agotan las cumbres por conquistar y se adquiere esa aura de perfección beatífica que sólo se les reconoce a los finados.
Criticar a un Nobel es tan políticamente incorrecto como hablar mal de un muerto. Y el galardonado padece la muerte lenta de ver su obra convertida en lectura de moda para adular —aquellas cosas que “debes leer” en vacaciones o mencionar en un coctel—.

Afortunadamente, el merecido premio literario a Vargas Llosa puede ser la excepción. Porque el autor peruano siempre ha entendido la escritura como una invitación a la crítica, a esa discusión abierta que florece sólo en las democracias que ha defendido toda la vida.

Pues bien: uno de los debates centrales de la obra reciente del peruano tiene que ver con los pueblos indígenas. Su última novela, El sueño del celta, reconstruye las atrocidades cometidas contra los indígenas amazónicos de Colombia y Perú. Y en su discurso del Nobel en Estocolmo sostuvo que “desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza”.

Atrocidades, oprobio, vergüenza: temas improbables para una lectura de playa. Por eso, antes de que la discusión naufrague en la lectura pop, vale la pena plantear algunas preguntas incómodas.

Por ejemplo, ¿qué ha sido de los huitotos y los demás indígenas que, como se cuenta en El sueño del celta, fueron asesinados, esclavizados, mutilados, violados, despojados y marcados como ganado por los cultivadores de caucho en el Putumayo hace un siglo? Hoy se sabe que el genocidio fue tal que, entre 1900 y 1912, la población nativa pasó de más de 50.000 a cerca de 8.000.

Lo que pocos saben es que los huitotos están hoy tan amenazados y desamparados como entonces. El riesgo ya no es el caucho, sino la coca, el boom minero y otras economías que han atraído a colonos, grupos armados y empresarios que están detrás de las tierras nativas. Por eso son uno de los 34 pueblos en riesgo para los que la Corte Constitucional pidió protección especial en 2009. Por eso su población no supera la que dejaron los caucheros, y hoy es diezmada por los desplazamientos forzados a Leticia, Florencia o Villavicencio. Y por eso siguen esperando respuestas estatales concretas a la orden de la Corte, o al plan de vida que presentaron al Gobierno hace unos años.

Así que los lectores que se horroricen con lo que Roger Casement, el celta de la novela, vio en Putumayo, tendrían que horrorizarse con lo que encontrarían hoy allí mismo, o con la situación de más del 60% de los pueblos indígenas colombianos que, según la ONIC, están en riesgo de extinción por la misma combinación de violencia, desplazamiento, minería y otros proyectos económicos que avanzan sin consultas adecuadas con los pueblos.

El problema es que hay un abismo entre la indignación sobre los errores pasados y la disposición para no repetirlos. Aquí es justamente donde se equivoca Vargas Llosa. Con la misma elocuencia que ha narrado los abusos históricos, ha criticado al movimiento indígena por oponerse a la explotación comercial de sus territorios. El año pasado se vino lanza en ristre contra los indígenas peruanos por detener la legislación que abría la Amazonia de su país a la minería. Y en 2003 pronunció aquel infortunado discurso en Bogotá, en el que comparó al movimiento indígena con colectivismos terroristas, basados en el “espíritu de la tribu”, que parecen “un anacronismo más bien ridículo” y obstaculizan “el desarrollo, la civilización y la modernidad”.

Así que la “emancipación” de la que habla el escribidor no es la que decidan los indígenas, sino la única que estima posible: la economía de mercado y la “civilización”. Lo mismo decían los caucheros que cazaban indígenas en el Putumayo.

* Miembro fundador de DeJuSticia ( http://www.dejusticia.org/ )
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De: Rodrigo Escobar Holguín ( 1 *)
Para: ntcgra@gmail.com , 28 de diciembre de 2010
Amigos de NTC …
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Este tipo de cosas han venido pasando desde hace mucho. Molano cree que es por la deforestación. Es una verdad parcial.

Pues no sólo la deforestación es la causa humana de los desastres causados por las lluvias. Otra causa, en las ciudades, está en las características del mercado de la tierra, que impide a la población sin recursos el acceso a las áreas de vocación urbana, es decir, esas que no se desmoronan, ni se inundan, y que se pueden servir económicamente con vías, agua potable y alcantarillado. Nuestras instituciones han conformado un mercado que excluye a esa parte de la población de la tierra urbanizable. En cambio, esa tierra está en oferta excesiva para la escasa población que la puede pagar. Como no son muchos y hay tierras en exceso de la que ellos necesitan, hay tierras urbanas sin uso, mientras los sin dinero se hacinan en tierras deleznables e inundables. De allí los así llamados desastres naturales urbanos.

A estas alturas, después del siglo XX, presumo que ya no habrá recetas infalibles sobre cómo debe ser el sistema económico que adoptemos. Los viejos partidarios de la llamada economía planificada habrán visto los problemas de burocracia, rigidez e ineficiencia de su receta, y los viejos partidarios de la economía liberal capitalista han visto las injusticias, abusos e inequidades de la suya. No se necesita mucha agudeza para encontrar que tenemos que aprender a combinar juiciosamente, y según los tipos de bienes de que se trate, esos sistemas. La tierra urbana es un bien donde el manejo económico que le estamos dando actualmente conlleva desde antiguo injusticia y muerte. Desde antiguo: y si no hacemos nada sino llorar, durante todo el futuro previsible.

No es posible que los intelectuales, los gobernantes y los legisladores de Colombia acepten que "Vivimos en un país con una geografía difícil, casi imposible. Los asentamientos en las laderas de las montañas y las riberas de los ríos no son nuevos. Ni van a desaparecer. Son parte de este país. ", y se vayan a dormir tranquilos en sus casas y apartamentos "donde la lluvia nunca preludiará la muerte".

Sería necesario un debate nacional sobre cómo debe manejarse la tierra urbana para que el crecimiento de las ciudades incluyendo a los más pobres se haga sobre la tierra de verdad urbanizable. Hay algunas bases legales ya, hay propuestas de tecnología de construcción y urbanismo, pero no son suficientes para abrir las puertas del territorio urbano a los que habitan las deleznables laderas y llanuras de inundación en los márgenes de nuestras ciudades.
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Los siguientes poemas no figuran en mis dos libros publicados. Los escribí hace unos doce años, es decir, mucho antes del desastre de La Gabriela:

NOVIEMBRE

Está lloviendo desde el origen del recuerdo.

Nadie imagina ya los ruidos del estío.

Y el patio se me puebla de viejas sensaciones:

la percusión del agua sobre las hojas nuevas,

la fragancia de antiguas maderas y sus mohos.

Yo no puedo gozarlas. La conciencia

me reprocha las albas apretadas

de los barrios de loma, sus vigilias

intranquilas, sus techos temerosos

del peso de barrancos y arenales

preñados por la lluvia y el rocío.



DICIEMBRE

Aún bajo el asfalto, reprimida,

la queja prisionera de los ríos

pronto se hará presencia de lodos y ramajes

en la ciudad ignara y codiciosa.

Los exiliados a las lomas sienten

sobre su hogar la próxima avalancha.

No muy lejos, las luces iluminan

calles que cruzan tierras donde la lluvia nunca

preludiará la muerte.

Y las puebla la hierba...

¿Quién pagará su precio?

Todavía

ni el miedo ni el dolor se vuelven odio.

El amor tiene tiempo todavía.
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* El Poeta Rodrigo Escobar Holguín es Arquitecto, egresado de la U. del Valle, con magister en planeamiento regional y urbano en Edimburgo.
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* A propósito del invierno
(Y como la cosa es "yo-viendo":)


Nubes

Leves pájaros de agua

escapados de la tierra.

Con la lluvia, cantando,

vuelven ...


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LLUVIA

Por estos días

ha dejado de ser poética la lluvia.

Agiganta ríos.

Viajan árboles,

casas, muñecas de trapo.

Mueve tierras.

Abre fosas.

Ensancha mares.

Anticipa muertes.


A un lugar de la tragedia

llega el presidente

y habla.

A.T.W. (2008)

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Mirando llover
Por: Alfredo Molano Bravo


El Espectador .com 11 Dic 2010 - 9:59 pm http://www.elespectador.com/columna-239857-mirando-llover . Impreso, Nov. 12.

NO DEJA DE LLOVER. LA GENTE MIRA, corre, escampa, se empapa. Se inundan calles, barrios, veredas, municipios, departamentos, ....

La mitad del país está cubierta de aguas –en su mayoría contaminadas, negras– y de barro, fétido. Las víctimas se suman día a día. Van 235 muertos y un millón y medio de afectados. Los daños se calculan en dos billones. El gobierno considera los hechos una “tragedia nacional” y decretó la emergencia económica, social y ecológica. El Presidente se desmonta por las orejas y culpa al cambio climático, aprovechando que el tema está de moda y que en Cancún se reúnen gobernantes y expertos para ver cómo hacen para que EE.UU., China, Rusia e India acepten limitar la emisión de gases que envenenan el planeta. El cambio climático agrava fenómenos como La Niña y el Niño, pero no los causa. La saturación atmosférica de gases contribuye, vía calentamiento global y “efecto invernadero”, a que llueva más, pero no es el único origen del problema.

Los empresarios se han conmovido ante los desastres invernales. Generosos unos, amarrados otros. También los ciudadanos de a pie, conmocionados, se tocan el bolsillo. El gobierno sacará de alguna parte un billón de pesos y sin duda este fin de semana decretará nuevos tributos o aumentará alguno de los existentes. Nombrará prohombres –y promujeres– para manejar los dineros. Habrá fotos, declaraciones y oportunidades mil para pescar en las revueltas aguas. Habrá muestras de solidaridad conmovedoras y desprendimientos ejemplares. Se repartirán –con fotos y declaraciones previas– cobijas, carpas, agua potable, leche en polvo, y, dada la época, hasta papás Noel. Después se barrerá el barro de algunas calles, se reconstruirán puentes y se levantarán derrumbes. Se enterrarán los muertos, se curarán las heridas y en unos meses las lágrimas se secarán. Pero todo seguirá igual porque la verdadera causa, la directa, la que no se nombra, seguirá inmodificable. Hablo, por supuesto, de la deforestación. En un año se tumban un millón de hectáreas, se convierten en ceniza donde se siembra maíz para hacer potreros para criar vacas y valorizar la propiedad. La potrerización del país es avasalladora. Los descumbres ya llegan hasta las divisiones de agua. En los valles y en los llanos se desecan humedales para sembrar palma, soya, caña. La capa vegetal protectora –que impide los derrumbes y retiene el agua lluvia en las cuencas– es destruida. Se salvan las zonas cafeteras y las campesinas –cada día más reducidas–. La esponja que eran nuestras selvas y montañas ha sido arruinada. De ahí los derrumbes, los deslaves, y en general las inundaciones. La tragedia del barrio La Gabriela en Bello es un ejemplo brutal del efecto de la deforestación de ladera. Nada detiene la tierra desnuda una vez se llene de agua y pese más. Simple: se derrumba, echa monte abajo y se lleva barrios, veredas, carreteras, puentes.


Los gobiernos saben de sobra que esta es la mamá del ternero. Técnicos ilustrados lo han advertido y repetido. Pero poco dicen, por una razón simple: la causa de tanto daño es la ganadería: 40 millones de hectáreas, 25 millones de vacas comiendo pasto y haciendo huecos con sus pezuñas y, además, cagando –lo que ayuda al aumento de gases en la atmósfera, así parezca un chiste–. A esto hay que agregar el cultivo de la papa, palma, caña y en pocos días la minería, que ya tiene concesionados seis millones de hectáreas para su uso y abuso. Las tragedias serán cada día mayores si no se toman medidas radicales. Hay que ponerle coto a la deforestación de las cuencas para lo cual una medida paliativa inicial sería la exigencia de planes de manejo ambiental –y por tanto licencia previa– para las explotaciones ganaderas y agrícolas. Hoy día se obligan estos planes para explotar minas y yacimientos de petróleo; construir carreteras, puertos y ferrocarriles, porque pueden afectar el orden ambiental. ¿Acaso la gran ganadería y el cultivo de la papa no tienen, en su conjunto, peores efectos? Si toda actividad que afecte los Parques Nacionales, según la ley, requiere Plan de Manejo Ambiental, ¿por qué la ganadería que los rodea y los grandes cultivos de caña, papa y palma que los amenaza no? La licencia ambiental para la explotación agropecuaria de predios mayores no será una medida definitiva, pero ayudaría a reducir la brutal deforestación que apenas comienza a mostrar sus terribles consecuencias en los últimos inviernos.
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23/03/2057
Por: Andrés Hoyos

El Espectador, 14 Dic 2010 - 10:44 pm http://www.elespectador.com/calentamiento-global/columna-240456-23032057

EL CALENTAMIENTO GLOBAL GENErado por el hombre tendrá que parar algún día.

Pongamos, en gracia de discusión, que sea en la fecha citada en el título y pensemos igualmente que existe un segundo dato importante: la temperatura media del planeta ese día, que quizá habrá pasado de los 17°C de hoy a 19,8°C. Se trata de números inventados, claro. Llamemos a ambos datos la Fecha Omega.

No se me escapa que construir y luego ir perfeccionando un modelo que sirva para predecir la Fecha Omega es una tarea titánica y en extremo costosa, por lo que su confección tendría que estar a cargo de los grandes organismos multilaterales, en particular de la ONU, y tendría que involucrar a buena parte de las universidades del planeta. La utilidad de semejante modelo, sin embargo, me parece evidente, sobre todo porque permitiría calcular en qué medida una determinada actividad, un invento, una decisión política de fondo o un dato inesperado posterga o anticipa la Fecha Omega y en qué medida.

Aparte de la autocorrección constante del modelo, éste debería recurrir a rituales claros. Una vez cada tres meses, por decir algo, el organismo encargado de establecer la Fecha Omega revelaría los nuevos cálculos y explicaría con claridad las principales razones por las que variaron en esos noventa días. Un ejemplo: hay elecciones en Estados Unidos y el modelo estudia a fondo las propuestas ambientales de los candidatos. Las encuestas (o las apuestas) dicen quién tiene más probabilidades de salir elegido, así que una vez medido el impacto de cada uno de los programas, se procede según una fórmula prorrateada a revelar en la fecha trimestral predefinida el efecto neto de las perspectivas electorales americanas sobre la Fecha Omega. O digamos que se negocia un tratado ambiental importante y que en el proceso se agregan o se suprimen incisos, con efectos sobre la Fecha Omega. Obviamente, cuando el candidato X salga electo o el tratado se firme, se podrán calcular con mayor certeza ambos efectos. Y claro, si el presidente X corrige su programa por el camino, su rectificación tendrá efectos sobre la Fecha Omega más adelante.

Al modelo le cabe, además, una función consultora. El partido A o el organismo B pide que se estime la influencia de su proyecto C sobre la Fecha Omega. Tras estudios cuidadosos, el modelo revela el resultado a quien consulta.

El modelo tendría que considerar por supuesto los datos que la realidad vaya arrojando al margen y a veces en contra de las teorías. Algunas de las variables más importantes saltan a la vista: la concentración real de CO2 y demás gases de efecto invernadero en la atmósfera, la población total del planeta, pues cada persona nace con su trocito de calentamiento bajo el brazo; la temperatura media real que resulte de las mediciones, los datos reales deforestación y reforestación, entre muchas variables más.

Uno de los efectos más beneficiosos que traería algo como lo descrito sería reducir la histeria generalizada y poner en su sitio tanto a los complacientes como a los apocalípticos. Al mismo tiempo se descubriría con rapidez cuáles políticas sí valen la pena y cuáles son meros saludos a la bandera. No se me escapa que esta fantasía de un columnista tercermundista no germinará fácil en el árido territorio de las burocracias internacionales. No le hace, las ideas son para ponerlas a circular, así que ahí la dejo.

andreshoyos@elmalpensante.com @andrewholes en Twitter
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Las futuras tragedias invernales
Por: Manuel Rodríguez Becerra

EL TIEMPO, 7:27 p.m. 01 de Enero del 2011 , http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/manuelrodrguezbecerra/las-futuras-tragedias-invernales_8716632-4

Colombia parece estar condenada a seguir padeciendo tragedias invernales como la actual. Las consecuencias de 'La Niña'/'El Niño', y a similitud de las asociadas con el calentamiento global, se multiplican y se agravan, a raíz de la deforestación, la devastación de los páramos y la destrucción de las ciénagas, que han alterado profundamente el ciclo del agua en nuestro territorio y propiciado la agudización de las inundaciones, y que han creado condiciones favorables para los deslizamientos. Y los efectos se hacen, además, dramáticos como secuela de la persistente inequidad, que continúa llevando a millones de pobres a asentarse en zonas de alto riesgo.

La actual tragedia invernal, así como las que hemos vivido en los últimos veinte años, se encuentra paradójicamente asociada con la inmensa riqueza en agua dulce de Colombia, representada por una precipitación promedio anual de 3.000 mm, en comparación con 900 mm anuales en el ámbito global y 1.600 mm anuales en América Latina. Y tanto los períodos de invierno (con esa gran abundancia de agua), como los períodos de verano, se hacen más largos y agudos con 'El Niño'/'La Niña'. Además, en la medida en que el calentamiento global avanza, las estaciones lluviosas y secas se están tornando más extremas y los aguaceros más torrenciales.

¿Acaso los fenómenos de 'El Niño'/'La Niña' se están haciendo más frecuentes e intensos como efecto del calentamiento global? La ciencia aún no conoce cuál es la relación entre estos dos fenómenos.

Cualquiera que sea el caso, el gran reto es disminuir la vulnerabilidad del país frente a estos dos fenómenos climáticos, para lo cual es imperativo detener en forma tajante la destrucción de nuestros ecosistemas, iniciar la restauración de aquellos que son críticos por los servicios ambientales que prestan (como la regulación del ciclo hídrico y el control de la erosión), reubicar los asentamientos humanos en peligro y, sobre todo, generar políticas que garanticen a los más pobres el acceso a tierras aptas para la urbanización.

Infortunadamente, estamos galopando en la dirección contraria, como lo atestigua el patético balance ambiental de la primera década del milenio. Así, por ejemplo, la tasa de deforestación casi se triplicó entre el 2000 y el 2009, al haberse aniquilado tres millones de hectáreas de bosques en el período.

Es un proceso de deterioro ambiental que lamentablemente ha sido favorecido por las políticas del alto gobierno, como se manifiesta, por ejemplo, en los cientos de títulos mineros otorgados en zonas de especial valor ecológico, en la realización o anuncio de obras que, como las carreteras del Tapón del Darién y de Las Ánimas-Nuquí, están generando la inevitable pérdida de valiosos ecosistemas naturales, y en el fomento de un modelo de transformación de la Orinoquia que está conduciendo a la destrucción de humedales y de bosques.
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Para enfrentar este estado de cosas, es urgente fortalecer en forma integral la institucionalidad ambiental, que incluye la necesaria reforma del Ministerio del Ambiente y de las CAR, así como revisar a fondo el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres.
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Pero estas fórmulas no son suficientes, puesto que lo que se requiere, en esencia, es reorientar con sabiduría las denominadas locomotoras del desarrollo. Y es que, si estas continúan su marcha sin resolver los problemas de pobreza y en un desbocado proceso de destrucción ambiental, acabarán condenando al país a que se magnifiquen y multipliquen, cada vez más, los efectos de las agudas e inevitables oleadas invernales del futuro, y a que se produzcan tragedias equivalentes, o más graves, a la que hoy enfrentamos.
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Actualizó : NTC … / gra. Dic. 28, 2010. 11:35 AM
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sábado, 25 de diciembre de 2010

sábado, 18 de diciembre de 2010

“Crónica” vs “Mito”. Debate.

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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LA PETITE DIFFÉRENCE
Por Andrés Hoyos
CODA. Últimas impresiones en ánimo crítico.
El Malpensante, No. 115, Diciembre (2010) – Enero (2011) Págs 100 y 101 (Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí). El escaneo * y los enlaces son de NTC ... . (* Próximamente en: http://www.elmalpensante.com/ )
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Este documento, con imágenes adicionales, se publicó (19 dic. 2010) en Memorabilia GGM:
http://memorabiliaggm.blogspot.com/2010/12/memorabilia-ggm-469-v.html
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A estas alturas tiene sentido referir las diferencias entre las revistas Mito y Crónica a la estéril y caduca “batalla” entre cachacos y costeños?
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Página 100 de El Malpensante. (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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CREO QUE DANIEL Samper Pizano se pasa de condescendiente en la crónica que escribe sobre la supuesta guerra de las revistas literarias colombianas del siglo pasado ("Desde el foso: la última guerra entre la costa y los cachacos", Credencial *), guerra que, si nos atenemos a los hechos, nunca existió. (Nota de NTC ...: lo publicamos más adelante)

Jacques Gilard fue un estudioso de Gabo y se le abona el valioso material que desenterró en las bibliotecas, pero a estas alturas es imposible considerarlo un ensayista o un crítico de peso. Para la muestra, la tontería de considerar a Mito una revista bogotana y centralista. Empecemos por decir que su fundador y dueño, Jorge Gaitán Durán, era tan bogotano como Gabo o como Gilard, pues hasta donde uno sabe Pamplona no queda en el centro de Cundinamarca. Tampoco eran bogotanos Hernando Valencia Goelkel (santandereano), Pedro Gómez Valderrama (idem) o Eduardo Cote Lamus (nortesantandereano), los miembros originales de la redacción. En cuanto a la supuesta cerrazón temática de Mito, basta con echar un vistazo a sus índices para saber que Bogotá y el centralismo ni siquiera les preocupaban.

Mito fue una revista admirable, cosmopolita y precursora de otras que surgieron luego, incluyendo la que el lector tiene en sus manos. En el numero inaugural se publicó la primera traducción al español del extraordinario texto de Sade, "Diálogo entre un sacerdote y un moribundo", el mismo que le inspiró a Buñuel su radical varia- (... pasa a la página 101)
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Página 101 de El Malpensante. (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

ción del Nazarín de Pérez Galdós. Mito también dio a conocer en Colombia a Octavio Paz, a Borges, a Carlos Fuentes, a Marta Traba, a Julio Cortázar, a Dylan Thomas, a Carlos Drummond de Andrade y a Martin Heidegger (entre muchos otros), cuando nadie aquí sabía quiénes eran.
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Los enemigos presentes de Mito se ensañan con la presunta pugna que habría existido entre la revista y García Márquez. Pues bien, a Gilard, a su discípulo Fabio Rodríguez Amaya y a Daniel Samper, por creerles, se les olvidan varias cosas. La primera es que en el mismo número inaugural (ver carátulas más adelante) donde salió la traducción de Sade se reseñó La hojarasca, el primer libro del entonces desconocido García Márquez. Más adelante Mito le dedicó la totalidad del número 19 a El coronel no tiene quien le escriba, cuatro años antes de que otro montañero, Alberto Aguirre, publicara la primera edición de la novela. Pero dejemos que sea el propio damnificado quien nos cuente algo sobre estos intelectuales supuestamente cerrados de la mollera. Hablaba así Gabo para Clarín en 1984:

En esto de romper papeles tengo un recuerdo que podría parecer alentador, pero que a mí me resulta deprimente. Es un recuerdo que se remonta a una noche de julio de 1955, cuando el poeta Jorge Gaitán Durán llegó a mi cuarto de Bogotá a pedirme que le dejara algo para publicar en la revista Mito. Yo acababa de revisar mis papeles, había puesto a buen seguro los que creía dignos de ser conservados y había roto los desahuciados.

Gaitán Durán, con esa voracidad insaciable que sentía ante la literatura, y sobre todo ante la posibilidad de descubrir valores ocultos, empezó a revisar en el canasto los papeles rotos y de pronto encontró algo que le llamó la atención. "Pero esto es muy publicable': me dijo. Yo le expliqué por qué lo había tirado: era un capítulo entero que había sacado de mi primera novela La hojarasca -ya publicada en aquel momento-y no podía tener otro destino honesto que el canasto de la basura. Gaitán Durán no estuvo de acuerdo. Le parecía que en realidad el texto hubiera sobrado dentro de la novela pero que tenía un valor diferente por sí mismo. Más por tratar de complacerlo que por estar convencido, lo autoricé para que remendara las hojas rotas con cinta pegante y publicara el capítulo como si fuera un cuento. "¿Qué título le ponemos?", me preguntó, usando un plural que muy pocas veces había sido tan justo como en aquel caso. "No sé", le dije. "Porque eso no es más que un monólogo de Isabel viendo llover en Macondo".

Gaitán Durán escribió en el margen superior de la primera hoja casi al mismo tiempo que yo le decía: "Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo". Así se recuperó de la basura uno de mis cuentos que ha recibido los mejores elogios de la crítica y, sobre todo, de los lectores. Sin embargo, esa experiencia no me sirvió para no seguir rompiendo los originales que no me parecen publicables, sino que me enseñó que es necesario romperlos de tal modo que no se puedan remendar nunca."
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Ahora bien, lo que ya parece un chiste es sugerir que El Espectador y Eduardo Zalamea Borda, los descubridores "auténticos" de Gabo según Gilard, eran algo diferente de bogotanos. Sí, el periódico había nacido en Medellín en el siglo XIX, pero en los años cincuenta llevaba algo así como cuatro décadas de ser capitalino hasta el tuétano, mientras que Zalamea Borda era más bogotano que el Chorro de Quevedo.

Crónica, la supuesta contendora de Mito, fue una publicación valiosa, si bien ejerció una influencia mucho menor que la de la revista de Gaitán Durán por la simple razón de que nunca circuló más allá de Barranquilla y alrededores. Y habla de esto un antiguo librero de viejo que nunca ha visto una colección completa de Crónica. En contraste, Mito se coleccionó desde su tiempo y es quizá la revista cultural más importante que ha habido en Colombia. Como quien dice: Petite différence, messieurs Gilard, Rodríguez, et Samper.

Ningún lector sensato pone hoy en duda la importancia de García Márquez en la literatura mundial, para no hablar de la colombiana. Lo que no se puede hacer es obligarlo a ser una suerte de encarnación contenciosa de la Costa colombiana, pues para bien o para mal Gabo es un individuo, no una región ni un pueblo.

En lo que concierne a Mito, yo suelo decir que una de las razones para que nunca hubiera surgido una izquierda sofisticada y cosmopolita en Colombia fue la muerte prematura de Jorge Gaitán Durán el 22 de junio de 1962 en el fatídico avión que se estrelló aterrizando en Pointe-a­Pitre. Hundido Mito por estrangulamiento financiero tras la muerte de su fundador, llegaron el ELN, las Farc y Camilo Torres, y la izquierda nacional perdió quizás la última oportunidad que tenía de no derivar hacia el sectarismo y el guerrerismo, esa destructiva dualidad que aún no cesa después de casi cincuenta años.

* ANDRÉS HOYOS(BOGOTÁ, 1953). Es columnista de El Espectador.

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Imágenes incluídas aquí por NTC ... , tomadas de: "MITO: memoria y legado de una sensibilidad" Por R. H. MORENO DURÁN .
Reproducciones: Alberto Sierra Restrepo .
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/boldiescisiocho/boldiescisiocho1.htm (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí) .

A la derecha: Carátula del No. 1 de Crónica (29 de Abril de 1950) http://www.lalibreriadelau.com/catalog/pageflip2//uflip_cronicas_weekend_unorte/flash.html#/17/ .

A la izquierda la página No. 1 de ese mismo número http://www.lalibreriadelau.com/catalog/pageflip2//uflip_cronicas_weekend_unorte/flash.html#/18/.

Al centro Jorge Gaitán Durán. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/boldiescisiocho/boldiescisiocho1.htm .
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Desde el foso: La última guerra entre la costa y los cachacos
“Crónica” vs “Mito”.
Un sabio francés y un intelectual bogotano opinan que la famosa revista "Mito" tiene poca importancia y que fue "Crónica", de Barranquilla, la que cambió la literatura colombiana.
Por Daniel Samper Pizano
CREDENCIAL Noviembre 2010. No. 288. Págs. 28 a 31.
http://www.revistacredencial.com.co/desde-el-foso-la-ultima-guerra-entre-la-costa-y-los-cachacos_8228000-1
Matriz: http://www.revistacredencial.com.co/ (Este texto se reprodujo en Memorabilia GGM: http://memorabiliaggm.blogspot.com/search/label/Cronica%20contra%20mito y en AURORA BOREAL: http://www.auroraboreal.net/index.php?option=com_content&view=article&id=611:desde-el-foso&catid=78:invitado-especial&Itemid=178 )

Las imágenes del No. 1 (Abril-Mayo 1955) de Mito las incluye NTC ..., tomadas de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/boldiescisiocho/boldiescisiocho1.htm . La del Grupo de La Cueva se publicó en Credencial. (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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La costa colombiana y el interior siempre han tenido guerritas que librar: la explotación de los esclavos frente a la explotación de los indios... la inmigración frente a la preservación del núcleo demográfico... el béisbol frente al tejo... el fútbol del barrio samario Pescaíto frente al del Olaya, de Bogotá... la cumbia frente al bambuco... el tuteo frente al usted... el sancocho de pescado frente al ajiaco o a la bandeja paisa... el calor frente al frío... el mar frente a la montaña... la hamaca frente al escritorio... la palmera frente al sietecueros... Pilar Ternera frente a Fernanda del Carpio...

De vez en cuando surge en Barranquilla el ímpetu de crear una república independiente desde la punta de la Guajira hasta la frontera con Panamá. Pero pronto el ímpetu cesa, cuando los barranquilleros se dan cuenta de que, si hay emancipación, ellos serán los cachacos de la nueva república.

La última batallita acaba de estallar. Se trata de establecer si la literatura contemporánea colombiana surgió en Bogotá en torno de la revista Mito, como afirman los cachacos, o en Barranquilla alrededor de la revista Crónica. Hace poco aparecieron dos libros que echan gasolina a la hoguera: por un lado, Plumas y pinceles (I y II), recopilación de textos sobre estos temas publicada por la Universidad de Bérgamo (Italia) bajo el cuidado del profesor colombiano Fabio Rodríguez Amaya. Por otro, Crónica (Ediciones Uninorte, edición de Jesús Ferro), colección de artículos rescatados de la efímera revista que dio a luz hace 60 años el Grupo de Barranquilla, aquella cuerda de amigos bohemios a la que pertenecían, entre otros, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Alejandro Obregón y Alfonso Fuenmayor.
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Unidas, las dos obras afirman la primacía intelectual de la costa en la Colombia moderna y sitúan allí los orígenes del boom latinoamericano, el fenómeno literario más importante del siglo XX en la novela de lengua española. Lo curioso es que los adalides de la batalla anticachaca no son costeños y uno ni siquiera es colombiano. Se trata del citado Rodríguez Amaya y de Jacques Gilard, crítico e investigador francés que falleció hace exactamente dos años, en noviembre de 2008, sin que se le haya rendido aún en Colombia el homenaje que merece.

Ellos capitanean las naves de guerra bibliográfica con que, lejos del grueso público pero en el corazón de la intelligenza, ataca esta vez la costa al interior.

Los dos capitanes

Empecemos por Rodríguez Amaya, nacido en Bogotá en 1950, graduado en artes en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, y doctorado en filosofía y letras en la de Bolonia (Italia). Pintor, grabador, escritor y profesor, es catedrático de literatura hispanoamericana en la Universidad de Bérgamo. Ha participado en numerosas exposiciones y publicado cientos de artículos y una decena de libros. El más reciente es este Plumas y pinceles, que contiene estudios sobre literatura y arte del Caribe colombiano al promediar el siglo XX. En ellos colaboró intensamente Gilard durante sus últimos meses de vida.

En cuanto al profesor francés, había nacido en un hogar de maestros rurales en 1943. Aficionado al castellano, por influencia de su abuelo, se especializó en literatura española del Siglo de Oro. Cuando prestaba servicio militar, en 1968, pasó unos días de convalecencia en familia y descubrió una novela que había salido hacía pocos meses: Cien años de soledad. Fue su camino de Damasco. La leyó durante una noche entera sin parar y al terminar supo que su vida había cambiado: en vez de España, se interesó por ese país donde flotaba Macondo.
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Armando Pavajeau, Álvaro Cepeda, Roberto Pavajeau, Gabo, Hernando Molina y Rafael Escalona. Eran los albores del Festival Vallenato.
Foto: Fundación la Cueva . http://www.revistacredencial.com.co/IMAGEN/IMAGEN-8260002-2.png (En la versión impresa otras fotos)


Gilard realizó cuatro viajes a Colombia entre 1978 y 1982. En cada uno de ellos conversó con miembros del Grupo de Barranquilla, se sumergió en sus archivos, visitó los lugares donde se reunían, oyó la música que les gustaba y bebió el trago que tomaban. Fue así como se volvió estudioso del vallenato, aprendiz de corroncho y parrandero.

"Conoció e hizo buenas migas con Germán Vargas, Fuenmayor, Enique Grau, Obregón y García Márquez", dice Rodríguez Amaya. GGM le presentó a Tita Manotas, la viuda de Álvaro Cepeda Samudio -fallecido en 1972- y ella le habló de Crónica, una revista dominical "literaria y deportiva" que circuló con El Heraldo en 1950 y 1951, cuya frase de combate era: "Su mejor week-end". La propia Tita lo conectó para que tuviera acceso a la hemeroteca del periódico.

"Allí se dedicó a leer y tomar notas sobre los textos -recuerda Tita-, y lo hizo con tanta concentración que se quedó encerrado en el edificio del periódico durante los tres días santos. Afuera, la ciudad estaba en pleno carnaval.". Cuando salió, llevaba bajo el brazo todos los papeles de Crónica.

Un francés en La Arenosa

Desde aquel viaje de 1978 Gilard quedó cautivado por la costa y se volvió un costeño más. Podía decirse que fue el último miembro del Grupo de Barranquilla, uno de los más militantes en su amor por la costa y sus valores, y uno de los más agresivos en su antipatía por los valores clásicos y oficiales del interior, como se verá.

Durante los años siguientes continuó investigando en archivos y bibliotecas de dos continentes. En la casa catalana del difunto sabio Ramón Vinyes encontró un tesoro de cartas y documentos. "La ingente cantidad y variedad de materiales que recupera en mazmorras y altillos se convierte en montañas de papel en la biblioteca de su casa de Cugnaux y le dan cuerda para redactar los seis tomos de su tesis doctoral sobre García Márquez y el Grupo de Barranquilla", dice Rodríguez Amaya, quizás su más cercano amigo y colaborador. "Era tímido, aprehensivo, no atropellaba a nadie, empedernido cultor de la buena comida y las mejores bebidas; poseía como don una memoria de hierro y era dado a contar chistes picantes y, al final de las veladas, convertirse en trovador entonado".

Tras décadas de buceo, el "occitano triste", como lo denominó Rodríguez Amaya, había realizado uno de los más exhaustivos trabajos de catalogación, análisis y recuperación de textos de Gabo y sus amigos. A él debemos, entre otros, la colección del García Márquez columnista y numerosos ensayos sobre autores colombianos que se publicaron en revistas especializadas. "Desde 1982 nunca jamás regresa físicamente a esas lejuras -dice Rodríguez Amaya- pero durante 30 años dedicó lo mejor de sí a sus escritores y artistas".

A principios del 2008 le descubrieron un cáncer. Gilard trabajaba entonces en una nueva revisión de su texto sobre el Grupo y en la selección de artículos de Crónica. Al morir, Tita se encargó de impulsar la publicación de los artículos del dominical, que acaban de salir en Barranquilla con prólogo de Jesús Ferro. Respecto a la versión final del ensayo sobre el grupo, Rodríguez, que trabajaba con él al alimón, la incluye en Plumas y pinceles.

Allí mismo aparece la versión revisada de su ensayo 'Para desmistificar Mito', que se había publicado en la Universidad de Antioquia en 2005 y que revisó, retocó y entregó expresamente para ese mismo libro. Desde allí dispara Gilard los perdigones de mayor calibre contra los escritores, poetas y críticos bogotanos.

El mito de Mito

La tesis básica de Gilard, de la que Rodríguez "no disiente en una sola línea", es que el centralismo cultural y político ahogó a Colombia, su política, su historia y su cultura. Es algo que también sostienen los miembros del Grupo de Barranquilla. "El centralismo del país y la permanencia de una mentalidad de capillas, enmarcada ésta en una pertinaz ideología de derechas liberales, llega a falsear la memoria de los procesos", dice Gilard.

Agrega que, con pocas excepciones -como las de Jorge Zalamea, con su revista Crítica, Eduardo Zalamea Borda con su novela Cuatro años a bordo de mí mismo y algunos más-, los intelectuales bogotanos son "mimados por la clase dirigente" que encarnan El Tiempo, el santismo y cuanto gira en torno a ellos. El "perro guardián" de esta elite intelectual cachaca es Germán Arciniegas, a quien acusa de haber impedido que se conociera oportunamente a autores como Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares: "las lecturas de los colombianos sufrieron así un retraso de diez años". El heredero de Arciniegas, según el francés, es Juan Gustavo Cobo-Borda, "intelectual oficial" dedicado a convertir a los escritores de su órbita "en estatuas de próceres".

El paisaje literario que flota en Bogotá es para Gilard retórico, oficial, anacrónico y autocomplaciente. Pero a mediados del siglo XX ocurre algo: empiezan a aparecer nuevas corrientes, nuevos nombres, nuevos aires, nuevos temas, nuevas influencias en las letras colombianas.

¿A qué se debe este viento renovador? La respuesta a la pregunta desata la guerra de las revistas.

Y es porque costeños y cachacos lo atribuyen a agentes distintos. Bogotá cree que debe esta revolución a Mito, publicación fundada por Hernando Valencia Goelkel y Jorge Gaitán Durán en 1955. Mito circuló bimestralmente hasta mediados de 1962, publicó 42 números y ejerció importante influencia en un país que acababa de vivir la Violencia y dos dictaduras: una conservadora y otra militar. Los amigos de Mito no solo le acreditan haber abierto las ventanas de la cerrada cultura nacional, sino haber descubierto y lanzado a varios autores nuevos, como García Márquez, Cepeda Samudio y el poeta Álvaro Mutis.

La crónica de Crónica

Pero la historia que cuenta la costa, por boca de Gilard, es completamente diferente. Fue el Grupo de Barranquilla con su órgano Crónica ("la mejor revista literaria que ha tenido Colombia") el que sacudió las sábanas, importó maneras nuevas de la narrativa de Estados Unidos, fusionó el periodismo y la ficción, aportó una sana dosis de humor contra la solemnidad tricolor y replanteó el "ideario estético", aun cuando Gilard sostiene que "el grupo habría rechazado esta palabra con sorna".

El objetivo es "desmistificar a Mito" y el crítico francés no dispara con algodones. Veamos algunos de sus cañonazos:

"Mito es solamente un momento dentro de un proceso, y no necesariamente el momento más digno"... "La revista de Gaitán Durán no inauguró nada"... "En todo cuanto se relaciona con Mito es posible advertir un casi permanente afán hiperbólico que termina ocultando la verdad de los procesos colombianos"... Hay una rosca "que le otorga a Mito más personalidad de la que tuvo [] y la autoría de todo lo bueno que se hizo en la literatura colombiana por varios decenios"... "Es abusiva la idea de que Mito marcó una 'escisión' "..."La revista era una señal más del centralismo colombiano"... "Los intelectuales vinculados a la clase dirigente propusieron una exaltación sin matices al mensaje de Mito"... "No pasó de ser una revista literaria sin mayor gravitación en su sociedad, salvo los inocuos cargos que alcanzaron [...] algunos miembros del equipo".

Lo que más irrita a los defensores de la génesis barranquillera de la revolución literaria nacional es que Bogotá intente coronar a Mito como órgano descubridor y patrocinadora de talentos que ya habían surgido en Barranquilla y Cartagena.

García Márquez -señala Gilard- fue descubierto en 1947, ocho años antes de aparecer Mito, cuando Eduardo Zalamea Borda publicó unos cuentos suyos en El Espectador. Los fundadores de la revista no manifestaron "ni una sola vez en nada menos que ocho años su interés por esos cuentos". El primer texto que publicó Mito de GGM fue Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, que se conocía desde un lustro antes. En cuanto a Cepeda, "se le anexiona a Mito en forma como distraída", pues los fragmentos de la novela La casa grande que incluyó la revista habían visto la luz antes en Diario del Caribe. Y Héctor Rojas Herazo, supuesto "poeta de Mito", era conocido por su libro Rostro en la soledad desde 1952.

En suma, "García Márquez existía antes de Mito e independientemente de Mito" y es falaz incluirlo en el grupo de esa revista. Igual ocurre con los demás escritores barranquilleros que en algún momento publicaron en Mito. La revolución literaria nacional del siglo XX no se gesta en la Avenida Jiménez sino en La Cueva.

Eso es lo que dice post mortem Jacques Gilard con el apoyo de Fabio Rodríguez Amaya al declarar una nueva guerra a los cachacos, la guerra de las revistas.
¿La última? Probablemente no.

Por Daniel Samper Pizano
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Reprodujo y difundió por mail: NTC … Nos Topamos Con … (Año 10) http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia, Nov. 12, 2010
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ENLACES DE NTC ...

Sobre "Crónica", sugerimos navegar:

http://www.lalibreriadelau.com/libros-de-novela-corta-cuentos-y-relatos-ca83_141/e-book-cronica--su-mejor-quotweek-endquot--semanario-literario-deportivo-barranquilla-p49453

http://www.lalibreriadelau.com/libros-de-novela-corta-cuentos-y-relatos-ca83_141/e-book-cronica--su-mejor-quotweek-endquot--semanario-literario-deportivo-barranquilla-p47128

http://www.uninorte.edu.co/noticias_uninorte/secciones.asp?ID=931

http://www.uninorte.edu.co/noticias_uninorte/secciones.asp?ID=912

http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/L/latundoctorquesorbona/latundoctorquesorbona.asp
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y sobre
“Plumas y Pinceles I - La experiencia artística y literaria del grupo de Barranquilla en el Caribe colombiano al promediar del siglo XX”, Bergamo, Bergamo University Press, 2009

“Plumas y Pinceles II - El grupo de Barranquilla: Gabriel García Márquez, un maestro – Marvel Moreno, un epígono”, Bergamo, Bergamo University Press, 2008

http://www.sestanteedizioni.com/new/index.php?pagename=index&cPath=1_6_38&osCsid=bf3983b91be8169cc203d34a370d4ef2

http://www.provincia.milano.it/talentiextravaganti/schede_artisti/rodriguez_amaya_fabio.html

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http://www.provincia.milano.it/talentiextravaganti/schede_artisti/rodriguez_amaya_fabio.html

http://www.provincia.milano.it/export/sites/default/talentiextravaganti/doc/Amaya_brochure.pdf

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Actualizó : NTC … / gra. Dic. 18, 2010.

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Desde el foso: La última guerra entre la costa y los cachacos
“Crónica” vs “Mito”.

martes, 14 de diciembre de 2010

Manzana del Saber, Cali. Consolidación. Diciembre 14, 2010

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http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.

MANZANA DEL SABER,
acto de consolidación de su desarrollo.
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MESA PRINCIPAL

Cecilia Tovar de Vargas (1) , Roberto Pizarro Mondragón (2), Juliana Garcés Saroli (3), Mariana Garcés Córdoba (4), Francisco José Lourido (5) y Alfredo Carvajal Sinisterra (6)

(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

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EL EVENTO
14 de Diciembre, CALI, 2:00 PM.
MANZANA DEL SABER, acto de consolidación de su desarrollo.
Recientemente, en sesiones extraordinarias , la Asamblea Departamental aprobó que la Biblioteca tomara un crédito de Infivalle
por $2.500 millones con el fin de comprar todos los predios de la Manzana del Saber.
El gran acto de consolidacion de la Manzana se llevó a cabo el martes 14 de Diciembre a las 2 PM en la
Biblioteca Departamental del Valle ,
con la presencia de la Ministra de Cultura, Doctora Mariana Garcés. La Mesa principal, ver más adelante *
Todos los Vallecaucanos estuvieron invitados. Entrada libre. Calle 5 No 24A – 91 (
1 ) .
Sobre LA MANZANA , Ver:
http://www.bibliovalle.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=150&Itemid=80 y
“Mi meta es sacar adelante la Manzana del Saber”: Entrevista a Juliana Garcés Saroli, directora de la Biblioteca :
http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/mi-meta-sacar-adelante-manzana-del-saber%E2%80%9D-entrevista .
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* Mesa Principal .
Cecilia Tovar de Vargas (1) , Roberto Pizarro Mondragón (2), Juliana Garcés Saroli (3), Mariana Garcés Córdoba (4), Francisco José Lourido (5) y Alfredo Carvajal Sinisterra (6)
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(1) Secretaria de Hacienda Deptal. : http://www.valledelcauca.gov.co/publicaciones.php?id=13691
(2) Director Ejecutivo, Fundación Carvajal, http://www.fundacioncarvajal.org.co/sitio/index.php?lang=es , y Presidente de la Corporación Manzana del Saber.
(3), Directora de la Biblioteca, http://www.bibliovalle.gov.co/
(4) Ministra de Cultura, http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=39010
(5) Gobernador del Departamento del Valle, http://www.valledelcauca.gov.co/bitacora/publicaciones.php?id=12966
( 6 ) Presidente de la Junta de Carvajal http://www.carvajal.com/empresas-esp/inversionistas/LibroCarvajalHistoriaViva.pdf
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VIDEO INSTITUCIONAL PROYECTADO AL INICIO DEL EVENTO:

*** http://www.youtube.com/watch?v=soj95_M2dsY

Grabación de la proyección por María Isabel Casas de NTC ...

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VIDEOS DE INTERVENCIONES. (Próximamente otros).

*** Intervención de Juliana Garcés Saroli (Fragmemto, 1:15 min) : http://www.youtube.com/watch?v=vfjc6dejrNU

*** Intervención del Gobernador, Francisco José Lourido (Frag. 3:11 min): http://www.youtube.com/watch?v=c36tobBuq1A

*** Intervención de la Ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba (Frag. 7:29 min) : http://www.youtube.com/watch?v=9nqQa6spTpQ

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AUDIOS DE INTERVENCIONES

*** Juliana Garces Saroli, Directora de la Biblioteca, interviene. (6:42 min)
Escuchar ahora , http://www.goear.com/listen/d77b24f/manzana-del-saber-cali-consolidacion-juliana-garces-saroli
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*** Francisco José Lourido , Gobernador, interviene. (7:48 min)
Escuchar ahora , http://www.goear.com/listen/d15cc1d/manzana-del-saber-francisco-jose-lourido-
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*** Mariana Garcés Córdoba, interviene. (8:13 min)
Escuchar ahora , http://www.goear.com/listen/5a109c1/manzana-del-saber-cali-consolidacion-iii-mariana-garces-cordoba
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*** GRUPO INCOLBALLET, MUSICA Y BAILE

*** (I) http://www.youtube.com/watch?v=m7dM5cELibY (4:23 min)

*** (II) http://www.youtube.com/watch?v=KmI2xgq5sko (1:47 min)

*** (III) http://www.youtube.com/watch?v=b3HETORu-nk (3:28 min)

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NTC ... ALBUM DE FOTOGRAFÍAS

http://picasaweb.google.com/ntcgra/ManzanaDelSaberCaliConsolidacion# <-- Click y luego click en la primera foto o Primera fotografía :

http://picasaweb.google.com/ntcgra/ManzanaDelSaberCaliConsolidacion#5550725737277543010 --> Click en la flecha que indica a la derecha para ver las otras.

http://picasaweb.google.com/ntcgra/ManzanaDelSaberCaliConsolidacion#slideshow/ <-- Click, Diapositivas, presentación automática.

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ENLACES.

*** VIDEO INSTITUCIONAL (anterior): http://www.youtube.com/watch?v=t0GIVvmHJfQ

*** http://www.youtube.com/watch?v=4OsZb_hxack Noticia sobre la compra de predios.

La implosión: http://www.youtube.com/watch?v=UMgzldblZaU

Otros Próximamente
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Actualizó : NTC … / gra. Dic. 14, 2010. 10:26 PM

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lunes, 29 de noviembre de 2010

Carlos Alberto Villegas Uribe, nuevo secretario de Cultura del Quindío (Colombia).

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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NTC ... celebra el nombramiento y felicita al amigo y poeta Carlos Alberto
y le desea muchos y los mejores logros

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Carlos Alberto Villegas Uribe,
nuevo secretario de Cultura del Quindío
http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-carlos_alberto_villegas_uribe__nuevo_secretario_de_cultura-seccion-regional-nota-21658.htm
La Crónica del Quindio, Armenia - Quindío, Sabado, 20 Nov, 2010
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Carlos Alberto Villegas Uribe, un calarqueño de 49 años, es el nuevo secretario de Cultura departamental. Licenciado en educación con especialidad en tecnología educativa de la universidad del Quindío y maestría en comunicación educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira asumió ayer en la tarde su cargo y tendrá el reto de devolverle a la región un despacho que en vigencias anteriores estuvo adscrito a la dependencia de turismo.
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Villegas Uribe, quien se encontraba en Madrid, España, es becario del programa de la Unión Europea de Becas de Alto Nivel para Profesionales de Alto Nivel América Latina, Alban, en la universidad Complutense de Madrid, donde desarrolló la tesis doctora ‘Psicogénesis de la risa, la risa como construcción de cultura’, en el doctorado la lengua, la literatura y su relación con los medios de comunicación, en la facultad de Ciencias de la Información.

A nivel profesional se ha desempeñado como asesor del Icfes para los programas de educación a distancia, durante el gobierno de Belisario Betancurt Cuartas; asesor de comunicaciones de la alcaldía mayor de Bogotá, en la alcaldía de Juan Martín Caicedo Ferrer, asesor del Sena en el programa de formación para la innovación y la creatividad en las regionales de Caldas, Risaralda, Tolima y Quindío, jefe de medios audiovisuales, jefe de extensión, con funciones de prensa y secretario general (e) en la universidad del Quindío.
De la misma manera, fue gerente de cultura, gobernador (e) y gerente de Turismo (e) del departamento del Quindío, así como asistente de dirección en Tonos y Medios en Bogotá y coordinador de proyectos del Instituto del Pensamiento Liberal, en la Dirección Nacional Liberal.
Ha sido docente de pregrado y postgrado en las universidades del Quindío, Antonio Nariño y Javeriana. En esta última institución instauró la cátedra psicogénesis.

En su amplía hoja de vida está el trabajo de gestor cultural, con el que fue promotor del Concurso Nacional de Poesía Universitaria Euclides Jaramillo Arango y a la Hora del Arte, en la universidad del Quindío. Creó con el apoyo de diversas entidades culturales: Café Con Verso, el Encuentro de la Cultura Cafetera, coordinó en Bogotá, el Festival de Fisonomía Caricatográfica: Hacienda Haciendo Humor, realizado por la Asociación Colombiana de Caricaturistas El Cartel del Humor, en la Hacienda Santa Bárbara de Bogotá. Participó en la realización del Festival Mundial de Humor Gráfico Calarcá 89, desempeñó la coordinación académica del Instituto de Bellas Artes de la Uniquindío y fue vinculado a la gobernación del Quindío como gerente de cultura, donde lideró el plan de desarrollo Biocultura 2020, edición de la Antología Poética del Siglo, Quindío vive en su poesía; la antología de caricaturistas A Punta de Lápiz: El Quindío en la caricatura colombiana; la colección de autores quindianos Quindío Vive, el Encuentro Nacional de Caricaturistas: La CafeteRÍA; el programa para el fortalecimiento de bandas de música que incluyó el posicionamiento de la Banda Departamental como sinfónica, la edición del CD Banda Sinfónica del Quindío y el plan de capacitación y consolidación de bandas juveniles en 9 municipios, con el apoyo del ministerio de Cultura.
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Fue miembro activo del Consejo Filial de Monumentos, Capítulo del Quindío y promovió los programas Por la ruta del Patrimonio Quindiano y el seminario permanente sobre turismo y apropiación de patrimonio cultural.

Entre otros logros, obtuvo la mención de honor en el II Salón de Artistas Quindianos 2003 y segundo puesto en el III Salón de Artistas Quindianos 2004. Sus vidopomeas fueron seleccionados en el Festival de Arte y Poesía de París.

Carlos Alberto Villegas Uribe se posesionó ante el gobernador Julio César López Espinosa en su despacho, ayer (19 de Nov. 2010) a las 5:00 p.m.
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Imágenes de la edición de La Crónica del 20 de Nov. 2010 (Página web, izq., y pdf de la primera página, donde apareció la noticia. (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)









Foto del centro: ¡Hacerse Doctor! Aquí tienen el testimonio grafico del momento en que el estudiante de la Universidad Complutense de Madrid, el colombiano Carlos Alberto Villegas Uribe, presenta su tesis de grado ante el Jurado. Fuente: http://colegiorobledocalarca1978.blogspot.com/ ( http://colegiorobledocalarca1978.blogspot.com/2010/11/hacerse-doctor.html ). Allí otra foto con el jurado. (Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

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SOBRE CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE
http://termitacaribe.blogspot.com/
http://www.youtube.com/watch?v=dy1s9wIXmkM
http://lacomunidad.elpais.com/tags/carlos-alberto-villegas-uribe
http://bitacoradeulises.blogspot.com/
http://redreir.blogspot.com/
http://www.agregarte.com/?idAutor=1193&idSala=1
http://ahiestapinta2.blogspot.com/
http://colegiorobledocalarca1978.blogspot.com/
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CARLOS ALBERTO y NTC ...
En múltiples oportunidades hemos recibido sus aportes, colaboraciones, comentarios y participaciones en varios de los debates que hemos promovido y "atizado" en NTC ... . En varias ediciones los hemos publicado.

A finales del 2009 (cuando estudiaba en la Complutense), recibimos, como obsequio de él, un ejemplar de la Revista Atlántica No. 32 dedicado a varios poetas colombianos. Su gentileza nos permitió elaborar la publicación 'RevistAtlántica' de Poesía. No. 32. Cadiz, España , http://ntcpoesia.blogspot.com/2009_01_16_archive.html . El ejemplar llegó a nuestras manos gracias a la amabilidad de traerlo de Alejandro José López Cáceres quien estudia aún en la Complutense. Ambos se conocieron personalmente allí.

. (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

La dedicatoria en la revista: "Colombia se libera y crece desde la palabra que crea sueños cotidianos y posibles" (Click sobre la imagen para ampliarla y hacerla legible. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

.LLEGÓ CON LA REVISTA.

Un regalo mamagallista ...: autoretrato.
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Actualizó : NTC … / gra. Nov. 9 2010
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